Esta producción artístico-cultural hecha con cariño y con esfuerzo sea como un llamado de voluntad y esperanza para todos, todos…
Voz en off, Pa’l norte, Calle 13 ft. Orishas
Introducción
Hablar de identidades es hablar de conciencias históricas, de proyectos pasados que repercutieron en el futuro a través de discursos cotidianos; El Caribe viaja con su identidad a cuestas repitiéndose y recontextualizándose en cada espacio, los sujetos caribeños saben lo que son desde adentro, no tienen que definirse en su capacidad de negociación, asimilación o contextualización, sin embargo, están llenos de cliques de ellos mismo tanto como el extranjero que busca en la tierra prometida del Edén Mítico el exotismo que compró a través de una agencia de viajes.
En la era de la mass-media, del capitalismo, del consumismo y de la globalización algo ha quedado claro con respecto a las periferias sociales “que los marginados y los incomprendidos sociales tienen mucha rabia acumulada”,sin embargo, en el Caribe contemporáneo hay un sujeto que media entre todos estos componentes, un sujeto clase media-baja que no es pobre ni rico pero sí, en definitiva, tiene mucha rabia acumulada; hablo del clase mediero urbano, un mestizo contemporáneo que se agrupa en la tribu urbana del ser caribeño/latinoamericano, un prototipo de ciudadano que no es “el bueno” pero tampoco “el malo” de la Historia, por el contrario, es el que alimenta con su esfuerzo de trabajo a la gran masa y que ha tenido que ejercer la negociación como una constante en su devenir histórico con el poder vertical -élite del rico - u horizontalmente construido - la gran masa del barrio con el que se siente identificado pero al que ya no pertenece.
A grandes rasgos ésta pretende ser una reflexión del cuerpo y su agencia sobre el espacio y la raza. Una conversación intertextual entre el sujeto-texto Caribe - el cuerpo - y los procesos intertextuales de asimilación de su territorio de acción social -el espacio. Mi objetivo es buscar una visión tripartita del sujeto caribeño urbano que no caiga en polarizaciones raciales que funcionan bajo códigos de color o porcentajes de mezcla.
¿Qué es el espacio Caribe?: El cuerpo
El espacio Caribe es hoy por hoy el espacio de lo heterogéneo y la fragmentación aglutinada (Benítez Rojo: 1996, Pérez Concepción: 2004); es un espacio de acción en donde día a día sujetos postcoloniales desarrollan mecanismo de identificación con la tierra que pisan y que los contiene en fronteras imaginadas por abstracciones topográficas de la Historia.
En el Caribe los componentes “puros” se vuelven obsoletos. El proceso de mixtificación de las razas, que también comprende el territorio habitado, funciona en situaciones negociables donde los sujetos-textos prevalecen sobre un ambiente móvil. Cada circunstancia cultural funciona en el espacio suspendido de la memoria bajo aspectos individuales de identificación con el espacio que se habita; estos aspectos individuales comparten rasgos comunes en un colectivo que los aglutina gracias a un continuum histórico.
Continuando con la idea anterior, los sujetos-textos en el Caribe resultan de una visión tripartita del espacio imaginado que parte de una fragmentación individual del espacio concreto que los diferencia de un colectivo primario al que necesariamente vuelven a incorporarse bajo el concepto de “identidad”, esto sugiere una serie de estrategias de inserción que negocian con elementos culturales que, en otro continuum histórico-espacial - plantación y postplantación-, resultarían irreconciliables. Los sujetos-textos son intertextos del espacio, es decir, funcionan en una intertextualidad cultural que parte de una estrecha relación con el espacio imaginado que es construida sobre las nociones del espacio físico que habitan. (Cervera Molina: 2009)
El Caribe no solo es el espacio racial de la polarización privilegiada del componente negro (negritud-afrogénesis) sobre el blanco (Orientalismo-procesos de blanqueamiento) o viceversa, también es el espacio del indígena que, aunque ha sufrido de la aniquilación parcial o total de su población originaria, no ha sido completamente borrado como entidad cultural y del mestizo, el mulato y el criollo que en una polarización los componente “puros” (blanco-negro) han sido vistos como potenciales traidores, mercenarios del poder en busca de un pedazo de tierra que puedan llamar suyo.
Como un ejemplo estético producto del llamado ser Caribeño/latinoamericano, con aires de ironía, desenfado y cinismo, aparece en la escena de la música latina internacional en el 2005 un dueto puertorriqueño de música urbana: Calle 13. Sus integrantes, hermanos de crianza, René Pérez Joglar (Residente) y Eduardo José Cabra Martínez (Visitante) se proclaman lentamente como la voz crítica del ser latinoamericano que, con el respaldo histórico de un sueño utópico Martiniano y reclamos bolivarianos, pugna por una identidad panamericana que funcionaría como punto de resistencia contra el imperialismo y el consumismo yankee.Los sobrenombres o “nicknames” que se autoasignan los miembros de Calle 13 hacen referencia a la relación que se establece entre el que vive en el barrio y dueño original de la tierra, Residente, y el que lo ve desde afuera, el extranjero usurpador, Visitante. Esta dicotomía también lanza un guiño a la denominada nueva colonización: la empresa de gran turismo internacional (Sheller: 2003)
A lo largo de sus tres discos: “Calle 13”, “Residente o Visitante” y “Los de atrás vienen conmigo” se mezclan ritmos e influencias de todo el mundo, cada canción suena a conocido y encuentra una resonancia en el barrio volviéndolo bailable en el diálogo directo con los otros, “Agarramos música del mundo y la regamos por Latinoamérica y por Puerto Rico. Y la música de Puerto Rico la llevamos a Europa y el resto del mundo.” Diferenciándose tajantemente de los reaguetoneros famosos como Daddy Yankee, Don Omar o Vico C su trabajo descuella en una música combativa con tintes autobiográficos y de humor negro que haya un lugar en la ambigua demarcación del espacio Caribe
La música de Calle 13 resulta orgánica y bailable a la vez que se proclama contra el consumismo, se afianza en la identidad del migrante y hace un llamado a la unión de una sola América, la América clase media-baja urbana crecida en el clique romántico del barrio latino/caribeño.
El barrio universal: El espacio de acción de los cuerpos.
En “la Perla”, el segundo sencillo de los de atrás vienen conmigo (2009) a dueto con el panameño Rubén Blades y la escuela argentina de percusión “la Chilinga”, Calle 13 exalta la identidad boricua afincándose en el barrio como cuna del ser caribeño:
“¡Oye! Esto va dedicado a los que trabajan con un sueldo bajito… Pa’ darle de comer a sus pollitos, yo quiero mi barrio como Tito quiere a Caimito.”
A lo largo del dialogo entre “Trujillo” y “Residente” (René Pérez) se recorren los cliques de crianza a los que se somete el ser caribeño/latinoamericano, cliques que a fuerza de repetirse se han convertido en “lo cotidiano”; con esto me refiero a nociones aparentemente simples folklorizadas dentro de la vida diaria como “identidad” tales como la comida tradicional, el deber ser social, la popularización del lenguaje colonizador y sus derivaciones locales, los modos de educación, el carácter, la manera de interrelación social con los amigos y el fracaso del ideal de nación (Glissant: 1999) aquí presentado como un reduccionismo romántico de la puertorriqueñidad.
(Residente)
Oye, esto va dedicado’ a todos los pueblos de Puerto Rico
(Trujillo)
Dedicado al barrio de La Perla
(Poncho dile a Johana que me haga un arroz con habichuelas bien duro)
¡Eh!... un saludito a Osian, lo cojemo’ bajando… ¿y tú, qué me estás mirando?
(Residente)
Yo tengo actitud desde los cinco años, mi mai me la creó con tapaboca y regaño,
Desde chiquito canito y con el pelo castaño soy la oveja negra de to’ el rebaño.
Y fui creciendo poquito a poco, brincando de techo en techo, tumbando coco
Y aunque casi me mato y casi me cocoto nunca me vieron llorando ni botando moco.
Siempre perfumado y bien peinadito, pa’ buscarme una novia con un apellido bonito:
Larita… mi primer beso de amol, se caso la bruja lluvia con sol.
Una mirada panorámica por “La perla” va de la mano de “Rubensito” (Rubén Blades) quien la compara con Panamá en un diálogo de luces en donde tres generaciones son puestas en contexto. La niñez vuelve a ser signo de la esperanza en los barrios pobres en donde las madres y las abuelas mantienen la economía familiar física y simbólicamente. La idea de matriarcado o el poder matrilineal resulta aquí una perspectiva muy caribeña que contrasta con la visión heteronormativa que viene de los países imperialistas.
Una alegoría de la resignación y renuncia también está presente en la repetición del verso. “Aquí yo tengo de to’ no me falta na’, tengo la noche que me sirve de sabana” a lo largo de canción en donde el amor al barrio es volcado sobre la figura de madre universal que vuelve a aparecer como una constante simbólica.
(Rubén)
Esa risa en La Perla, la escuché en el Chorrillo y desde Pisto hasta el Callao
Y donde sea que haya chiquillos,
Creo en barrios con madres que dieron igual razones
Y al final se murieron sin tener vacaciones
Como decía mi abuela: “Así fue la baraja en la casa del pobre hasta el que es feto trabaja”
Por ese barrio eterno, también universal y el que se mete con mi barrio… me cae mal
(la noche me sirve de sabana)
Veo las luces de La Perla desde Panamá…
(la noche me sirve de sabana)
Brillando en Clave Morse y me invitan pa’ allá…
(la noche me sirve de sabana)
Un camino de estrellas, semáforo la Luna…
(la noche me sirve de sabana)
Salí a las siete y media y voy llegando a la una…
(la noche me sirve de sabana)
Nena frótame con Vicks Vaporub como me hacía mamá…
Es interesante que en esta idealización de lo que significa ser puertorriqueño/ caribeño/ latinoamericano la visión y el simbolismo de la figura del padre haya sido obviada y por lo tanto borrada del ideal de educación y filialidades consanguíneas “Venimos de muchas madres pero aquí todos somos hermanos”, en ninguna canción a lo largo de la trayectoria, de cuatro años y tres discos, de Calle 13 se hace referencia o se menciona al padre, ni siquiera en su visión más elemental proveniente del estado paternalista, es decir, como proveedor y protector de la familia, ese papel siempre es asociado a las figuras maternas.
Aquí nació mi mai, hasta mi bisabuela… éste es mi barrio, yo soy libre como Mandela
Cuidao’ con la vieja escuela, que no te coja, que te va a meter con chancleta y palos de escoba…
Así que no te me pongas majadero, porque yo vengo con apetito de obrero…
A comerme a cualquiera que venga a robarme lo mío…
Yo soy el Napoleón del caserío.
La máxima abstracción físico-espacial del ideal puertorriqueño se concreta en voz del “Residente” que afirma el por qué de la lucha cotidiana y las jornadas de trabajo, de nuevo el anhelo de un espacio de acción social denominado como propio es volcando sobre lo cotidiano del paisaje y la familia del sujeto mestizo y su ideal de nación.
Yo no lucho por un terreno pavimentado, ni por metros cuadrados, ni por un sueño dorado…
Yo lucho por un paisaje bien perfumado y por un buen plato de bistec encebollado,
Por la sonrisa de madre que vale un millón,
Lucho por mi abuela meciéndose en su sillón,
Lucho por unos pinchos al carbón…
Y por lo bonito que se ve “La Perla” desde un avión.
El viaje es la metáfora del Caribe: “Yo no creo en marginalidades fijas, quizás porque pertenezco a varias.”
En “Pa’l Norte”, Calle 13 explora la figura del migrante pero desde la perspectiva del viaje en sí, es decir, habla del sujeto caribeño/latinoamericano en la diáspora a partir de los no-lugares de representación que éste ocupa. En el contexto del viaje el sujeto-texto llena el cuerpo social en el espacio metafórico intertextual de su imaginación para poder establecer una transición signada entre dos abstracciones geopolíticas fijas en el mapa cartográfico.
“Residente” problematiza al sujeto en relación a la conquista del espacio mítico perdido. Aquí no se enumeran la razones que obligan al sujeto a emigrar ni tampoco detalla los mecanismos de adaptación que este mismo sujeto desarrolla con la llegada, el performance habla del viaje como actividad social constructora de significados, habla de lo que se lleva y lo que no, al momento de dejar la tierra conocida.
De nuevo el sujeto mestizo caribeño/latinoamericano vuelve a aparecer en el mapa de acción pero ahora ubicado muy al norte, en la última frontera de América latina con el imperio, éste penetra las fronteras con rabia, es empujado casi en un rito de iniciación al desierto y es enfrentado a “la migra” en pos de un futuro que está relacionado con la apropiación del paisaje observado.
En tu sonrisa yo veo un guerrilla, una aventura en movimiento…
Tu lenguaje, tu acento… Yo quiero descubrir lo que ya esta descubierto…
Ser un emigrante ese es mi deporte…
Hoy me voy pa’l norte sin pasaporte, sin transporte… a pie, con las patas… pero no importa este hombre se hidrata con lo que retratan sus pupilas…
Cargo con un par de paisajes en mi mochila, cargo con vitaminas de clorofila, cargo con un rosario que me vigila… sueño con cruzar el meridiano, resbalando por las puertas del cuarto de Aureliano…
Y llegarle tempranito temprano a la orilla… por el desierto con los pies a la parrilla…
por debajo de la tierra como las ardillas, yo vo’a cruzar la muralla… yo soy un intruso con identidad de recluso… y por eso me convierto en buzo… y buceo por debajo de la tierra…
Pa’ que no me vean los guardias y los perros no me huelan… abuela no se preocupe que en mi cuello cuelga la virgen de la Guadalupe…
En la frontera entre México y Estados Unidos el mestizo urbano defiende su identidad de recluso a través de su especifica otredad; el dominio del paisaje, el lenguaje y la remarcación del acento (Glissant: 1999) buscan una apropiación individual del paisaje para contar otra historia, la historia del colectivo del que parte.
Otro recurso de reapropiación es la religión que en este contexto –de viaje- establece un vinculo intertextual con el Barrio Universal, entendido éste de un modo muy similar al que fue descrito y exaltado en “La Perla”; es decir, como el espacio de acción de la “vieja escuela.”
El migrante enfrentado al viaje mítico se muestra como un nómada urbano (Quijano: 2000) que ofrece identidad “para los que no están, para los que están y los que viene.”, es decir, a los que carecen de una o adolecen de muchas.
Con tintes de realismo mágico el desierto fronterizo de Cd. Juárez se convierte en la Cómala de García Márquez, un escenario idílico en que el migrante-nómada queda atrapado “pa’l que no tiene identidad” (…) “pa’l que llego sin avisar”, para el extranjero y por el extranjero, estableciendo un diferencia entre Latinoamérica y Estados Unidos que se hace más visible en cuanto a filiación con la tierra,
“Oye para todos los emigrantes del mundo entero… all’ va eso… calle 13”
“No nos inventamos nada”: Identidad panamericana
Intrigantemente, aunque Calle 13 ya lo ha venido intentando varias canciones atrás no es hasta “los de atrás vienen conmigo” cuando logra cuajar su gran llamado a la identidad panamericana no solo a nivel rítmico sino también a nivel textual.
En esta canción (“los de atrás vienen conmigo”) “Residente” habla del sujeto latinoamericano producto de la mezcla de muchas razas –negando así los productos puros- que se opone al “gringo” que lo vincula al sistema productor capitalista pero solo como fuerza física de trabajo.
Yo vengo de atrás yo vengo de abajo
tengo las uñas sucias porque yo trabajo
me he pasado toda la vida mezclando cemento
para mantener a los gringos contentos
tu no sabes todo lo que yo cosecho
para dormir debajo de un techo
pero yo no soy blandito yo no me quito
tampoco me criaron con leche de polvito
soy mezcla de todas las razas
batata, yuca, plátano, yautía y calabaza
no me vendo ni que me paguen
a mi orgullo le puse un candado
y me trague la llave.
Una identidad fincada desde el orgullo blindado, el rencor acumulado por los años, la importancia de un pedazo de tierra propio y la ironía crea un metalenguaje que utiliza la cumbia colombiana, el tango argentino, el rock-ska mexicano, el Chuntaro Style tepiteño, el hip hop de los barrios negros, el reagueton de los barrios de migrantes latinos y la opera clásica europea como fondo a palabras altisonantes y frases que rayan en lo vulgar pero sin renunciar a una combatiente poesía.
Calle 13, con su último disco, hace un llamado a la reivindicación del sentirse latino fuera de ambiente violento de las calle, sugiere el uso de la fuerza pero no en el sentido estrictamente físico sino en pos de defender la tierra –individual- y el orgullo nacional –espacio del cuerpo social-colectivo.
De nuevo la imagen del sujeto caribeño/latinoamericano (individuo) vuelve a estar ligado al Barrio Universal (colectivo) que se repite en cada comunidad al más puro estilo del archipiélago en la isla que se repite de Antonio Benítez Rojo.
Si hay que pelear pues peleo con cuchillo
pistola hasta con guantes de boxeo
y si salgo herido pues ni modo
para curar los golpes alcohol con yodo
villa, caserío, barrio todos los proyectos
los deformados marginados todos los abyectos
caminando firme recto directo
venimos caminando por una cuerda finita
pero a nosotros no nos tumba ni la criptonita
nos tiene miedo el presidente
porque el héroe de una nación
es el terrorista de su oponente.
Para “Residente”, voz del dúo puertorriqueño, la identidad camina en el guion de una cuerda finita donde el terrorista es el que corrompe con el discurso y reivindica, a modo de terrorismo mediático con las masas, la conciencia del desprotegido-marginal. Sin importa cuál sea el gobierno al que ataque, siempre será el héroe de una nación que ya para el final de la canción se sugiere como el Barrio Universal.
Oye conmigo viene Panamá, el Chorrillo y Curundú
también viene el Callao en Lima, Perú
desde Tijuana hasta Chiapa’
también viene Tepito
en Argentina Villa 31, Villa Fiorito (¡¡Duro!!)
caminando con elegancia los de Chile
desde las Araucanias hasta Villa Francia
en Puertorro si no la haces tienes que hacerla
tambien vienen conmigo la gente de La Perla
Villa España, Covadonga, Barbosa y Oren
fuertes tierras canales las monjas también
ojala el Barrio 13 y el 18 se unan
Agua Blanca de Cali Medellín, las comunas
Cuidad Bolívar en Bogotá que es la que hay
Chacarita en Paraguay, Barrio Borro en Uruguay
Brasil y todas sus favelas
Barrio Pintosalinas y el 23 de enero en Venezuela.
Mis Conclusiones
Si “El hombre contemporáneo carece de esa paz interior, desde luego. Se descubre sumido en plena crisis de fe. Se halla, como decimos elegantemente, "alienado"” una identidad panamericana construida sobre el producto del Barrio Universal –el mestizo- sin atención a la búsqueda de productos puros – negro/blanco/indígena - parece ser un interesante opción aplicable al espacio Caribe contemporáneo.
Calle 13 ofrece una perspectiva tridimensional del sujeto y el territorio (tiempo, espacio, raza) que parte del barrio latino para explicar la identidad fragmentada, móvil, descentralizadora y provocadora del sentimiento caribeño/latinoamericano, para ello propone situar la fe en el cuerpo social que se alimenta de los cliques que “nacen desde adentro.” Aquí el cuerpo es visto como un deposito de metáforas que se mueven en un espacio concebido en el teatro político de la imaginación (geografía) donde los sujetos viajan de lo individual a lo colectivo sin perder su particularización de agente social derivando de continuum histórico.
Ante la imposibilidad de la concreción de un proyecto político, en el mismo sentido que Bolívar advierte del fracaso de su utopía en Carta a Jamaica, Residente, apela al romántico proyecto social que se vale de la mass-media y del consumo cultural, vistos estos a la manera de Néstor García Canclini en Cultura Hibridas. Estrategias para entrar y salir de la modernidad, para hacer un llamado a unirse bajo la idea de latino, pero no cualquier latino, del latino que trabaja día a día, que estudia y que despierta con la provocación directa que supone la letra de El Residente Calle 13, por supuesto, me refiero al sujeto caribeño/latinoamericano que posee una conciencia histórica y una capacidad de análisis y de resistencia social fundamentada en la rabia y el resentimiento colonial que lo empujo a las periferias y por consecuencia, lo ha obligo a ser un marginado social.

Comentarios en primera persona
En mi muy particular visión del Caribe - y debo pedir una disculpa por hablar en primer persona - si me preguntan ¿Quién soy? Responderé con mi nombre de pila completo, tal y como fue asentado en el acta que cargo como identificación, no soy blanca ni negra, ni tengo porcentajes de sangre; creo que mi sangre corre parejo por mis venas y es roja y con sabor metálico. Por otro lado, si me preguntan ¿de dónde soy? a la hora de llenar los formularios de aplicación al sueño americano tendré que responder latina, caribeña, mexicana, yucateca en un 50, 60, 75, 80 o 15 %. Aunque respondo en forma precisa a cada formulación realmente no sé cuál es la respuesta correcta.
En cuanto a los porcentajes tendré que decir que nunca me han gustado las matemáticas lo suficiente como para poder explorar en las tangentes genéticas y en las tablas de conversiones sanguíneas. Las únicas matemáticas que entiendo son las del cuerpo; esas que cuenta lunares, divide ausencias, multiplica alegrías, exponencian soledades, saca la raíz cuadrada de los gastos familiares y pone variables económicas junto a los sueños adormilados en la cabeza de sus miembros.
Si me preguntan ¿Dónde vivo? Tendré que decir que vivo en una cultura obsesionada por las casillas, las categorías y las definiciones académicas, en donde todos quieren comprometerse con un discurso del Ser - ser blancos, ser negros, ser morenos, ser gente de color, ser caras pálidas, ser nativo americanos, ser latino-americanos, ser chicanos, etc. - sin mirarse al espejo y preguntarse qué hay en el guión que los suscribe.
Aunque hallo afinidades con el discurso de Calle 13 y su Barrio Universal no me siento una marginal parada entre la elite de primer mundo, creo que parte de ser caribeño es un acto de confianza discursiva, una afirmación del ser Yo en relación al colectivo y las estrategias que desarrolla para entrar y salir de él.
Yo camino con la misma confianza por un barrio de negros que por uno de blancos, Yo platico con el chacal de dientes de oro en la esquina del barrio latino y yo me dejo seducir por el olor a navaja de un rostro cansado en el barrio chino. Con la misma confianza con que redescubro mi espacio, Yo le permito al gringo jugar conmigo a la Pocahontas y el John Smith mientras Yo sueño por caminar de la mano calle campos elíseos con el hombre que me prometió que me esperaría toda la vida.
No soy un producto puro pero tampoco adolezco de mis mezclas. Yo no sé nada, no estoy confundida pero tampoco estoy segura...
Se me dijo que era niña porque salí con un lazo rosa del hospital mientras mi padre se perdía en el alcohol celebrando mi nacimiento y porque tengo un agujero mas entre las piernas que encaja perfectamente con ese pedazo de carne que me negó la genética. Yo soy Católica, Apostólica y Romana, sin embargo, le rezo a la Virgen de Guadalupe con la misma fe con que le pedí a Ochun y a Eleggua que no me abandone en el tránsito de mi viaje.
Ana Elvira Cervera Molina.
Bibliografía
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BOLIVAR, Simón, “Carta a Jamaica” en Obras completas, Habana, Editorial Lex, 1947
CERVERA MOLINA, Ana Elvira; Representaciones religiosas en Como un mensajero tuyo de Mayra Montero: El caso sincrético de la Santería y el culto a San Fan Con, Facultad de Ciencias Antropológicas, Universidad Autónoma de Yucatán, Mérida, 2009.
GARCIA CANCLINI, Néstor; CULTURAS HÍBRIDAS. Estrategias para entrar y salir de la modernidad, Paidos, México, 2001
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MARTIN, José; “Nuestra América” en Obras completas; Habana, Editorial Lex, 1946
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QUIJANO, Anibal, “Coloniality of Power, Eurocentrism, and Latin America”, Nepantla: Views from South, Volume 1, Issue 3, 2000, pp. 533-580
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SHELLER, Mimi; Consuming the Caribbean, Routledge, London and New York, 2003.
Otras fuentes
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C. PAUTASSI, Laura; “Igualdad de derechos y desigualdad de oportunidades: ciudadanía, derechos sociales y genero en Latinoamérica en http://ilsa.org.co:81/biblioteca/dwnlds/od/elotrdr036/elotrdr036-04.pdf
SANTOS FEBRES, Mayra, La literatura para curar y el asma. Una entrevista con Mayra Santos Febres por Marcia Morgado. Extraído de:
http://www.barcelonareview.com/17/s_ent_msf.htm pagina consultada el 22 de septiembre de 2009
“Residente”, Calle 13; Extraído de:
http://www.lahiguera.net/musicalia/artistas/calle_13/disco/3378/ pagina consultada el 22 de septiembre de 2009
Pa’l norte” en Residente o Visitante, 2007
Aida, TV serie, España, 2008
“La Perla” en Los de atrás viene conmigo, 2009
“Que lloren” en Los de atrás vienen conmigo, 2009
“Los de atrás vienen conmigo” en Los de atrás vienen conmigo, 2009
En la teoría matemática de los trazos un Clique es un grafo no dirigido, entendamos grafo como un trazo en el espacio, que encuentra su conjunción en un vértice que a su vez se conecta con otros vértices unidos por una arista, esto equivale a decir que, un clique es un subgrafo que al unirse a otros mediante los vértices y la arista forma un grafo completo. El tamaño de un clique dependerá del número de vértices que contenga unidos a la arista. En una recontextualización a nivel social de esta misma teoría la palabra Clique define a un grupo de personas que comparten intereses en común en donde las personas son los vértices, la relación de interés las aristas y el producto social de esa suma, llámese valores culturales adquiridos, el trazo. Estos conceptos funcionan en el plano intertextual a partir de una visión tripartita de la identidad - Cuerpo individual (Vértices) / individuo colectivo (Aristas) / cuerpo social (trazo.)
Es una idea grandiosa pretender formar de todo el Mundo Nuevo una sola nación con un solo vínculo que ligue sus partes entre sí y con el todo. Ya que tiene un origen, una lengua, unas costumbres y una religión, debería, por consiguiente, tener un solo gobierno que confederase los diferentes estados que hayan de formarse. (BOLIVAR, Simón, Obras completas, Habana, Editorial Lex, 1947, pág. 172.)