domingo, 2 de mayo de 2010

Abyección de sentidos en Jean Genet y Manuel Ramos Otero

Michel Foucault, en su conferencia llamada “El orden del discurso”, menciona que el acto de hablar es peligroso, debido a las relaciones de poder que generan los discursos. Sin embargo, me parece que el problema no estaría sólo en el acto de hablar, sino en los significantes que provoca la pronunciación y escritura de las palabras inmersas en un discurso que, entonces empezará a subvertir a otros, los cuales han sido previamente establecidos en el margen de “lo aceptable”. En ese sentido, pienso en Diario del ladrón de Jean Genet y “La vida ejemplar del esclavo y el señor” de Manuel Ramos Otero, que a primera vista, logran transgredir el espacio de la escritura, mediante el uso del lenguaje. Es decir, en ambos textos se observa un lenguaje abyecto. Un lenguaje que, sutilmente, no entra en los canones de una discursividad pre-establecida, debido a las inversiones de categorías que ambos autores usan en sus narraciones. A continuación, conviene aclarar el modo en que se manifiesta el lenguaje abyecto en dichos textos.

Con Julia Kristeva veíamos que la abyección es una forma de hacer ruido, por pensar cosas que no se pueden nombrar por el uso del lenguaje, hasta que se logra conocer el deseo (muchas veces reprimido); ahora en el texto de Genet se observa un lenguaje que no tiene miedo a nombrar y, a su vez, produce una serie de inversiones en las categorías estéticas. Genet mediante la cárcel, crea un espacio donde no se encuentra la belleza, ni la poesía: su canto a las flores, no es más que una resignificación al carácter de los presidiarios. Su escritura empieza por expresarse en un universo, en el cual descubre numerosos sentidos que, al mismo tiempo, se miran en los desplazamientos que Genet hace del lenguaje. Por ello sus reiteraciones en las flores como presidiarios, pues para el autor ambos comparten una misma naturaleza, es decir, una relación estrecha entre “delicadeza”,”fragilidad” e “insensibilidad”. Dicha relación se vuelve una metáfora que empieza a escribirse en un espacio poético, el cual ha sido creado, después de que el ladrón lo ha robado. Es el nuevo canto que provoca la belleza. Es un nuevo sentido que produce una ruptura en los órdenes morales, pues el ladrón se aleja de tales órdenes y decide perseguir lo que está fuera de ellos: traspasar las fronteras.

Ahora bien, si la belleza no está en ese orden convencional, es necesario buscar en otros sitios. Por ello el cruce de fronteras no sólo se da en el plano de lo físico, sino que también en el plano de lo poético, de lo metafórico. En ese sentido, se observa un traspaso en las fronteras del lenguaje, así como de los significados y sentidos estéticos: ¿Qué de bello puede tener el acto de cagar?. Para Genet el cagadero se vuelvo un trono, es decir, reinvindica la acción de cagar y, en consecuencia, la magnifica: “cagar” se vuelve un acto real y noble en una cárcel, la cual también es un palacio. Nuevamente Genet desplaza los sentidos, en este caso de lo sucio y lo limpio. Pareciera que se trata de cagar sentidos, de producir palabras mediante los cagaderos. Desde mi punto de vista, la escritura es ese resto que produce el acto de cagar, en un sentido abyecto que el mismo Genet propone a lo largo del texto; sin embargo, no es una abyección que el autor explora para purificarse mediante deshechar la mierda, por eso está el desplazamiento de fronteras que buscan una belleza en el acto de nombrar, es decir, de resignificar las palabras.

En “La vida ejemplar del esclavo y el señor”, a primera vista, se observa una relación de poder, pareciera que compartido; sin embargo, no es más que una inversión en la categoría de amo y esclavo. ¿Quién es, entonces, el amo en el texto de Ramos Otero? ¿No es el esclavo quien da las órdenes al señor? Precisamente, los constantes imperativos en el texto (“hazlo como te digo o no lo hagas”, “oríname la vida o no me orines”), pertenecen al esclavo. Es decir, hay una transformación de la relación del poder mediante el acto sexual donde quien goza más es el esclavo, a través de mandar al señor. Si Genet le daba un nuevo sentido a las flores, Ramos Otero hace lo mismo con el esclavo: es un sujeto abyecto que tiene otro estatus, se invierte su rol de esclavo, ergo, se convierte en el amo (“soy el esclavo del señor”, “soy el señor del esclavo”). Resulta, entonces, que hay un posicionamiento discursivo por parte del esclavo, quien ahora está en una posición de soberanía que somete al señor. El sujeto abyecto es ahora quien controla el goce, pues sujeta al señor.

El espacio se visualiza como un lugar que carece de luz, pues se entiende que las persianas están cerradas. Además, el esclavo menciona que si estuvieran abiertas, entrarían factores externos como la luz del sol u otros olores. Por lo tanto, es un espacio que también permanece alejado, abyecto o, bien, aislado de la otra realidad. En ese sentido, la intimidad que el esclavo comparte con el amo, esa escena de “deseo perverso”, así como la lectura de la novela -posible minificción que se cuela en el texto de Ramos Otero-, se ven amenazadas e interrumpidas por un lenguaje que proviene del exterior, representado por el sonido del timbre del teléfono y la voz que se escucha del mismo.

Al igual que Genet, Ramos Otero también transgrede la frontera del género. Ambos son homosexuales, sujetos abyectos que se alejan de esos órdenes morales a través de la maginificación del ano. Es decir, el ano como zona abyecta que ya no sólo produce mierda, sino que también un placer sexual en el individuo. Ambos autores se alejan de la convención, a partir de descentralizar las zonas erógenas donde “comúnmente” tendría lugar el acto sexual. Ya no se trata de una vagina donde “normalmente” se introduciría el pene, es el ano que, para Genet caga el placer de la escritura; sin embargo para Ramos Otero, será el deseo de nada, un deseo por desaparecer. Finalmente, en “La vida ejemplar...”, el que escribe juega a leer, pero la lectura desaparece por medio de la nada. La interrupción del teléfono anula, progresa y redobla al lector hacia la nada (“Y la nada, además”)

lunes, 21 de diciembre de 2009

¿Hacia dónde vamos? por Ana Elvira Cervera Molina

Los performativos se honran en presentar este dicharachero ensayo de la Viry Cervera Molina, mejor conocida entre nosotros como la “Bruja Yoruba”. Una gran acompañante del coffee en el “Chocolate”, las chelas en “El Gallito” y las risas en “El Tinglado de la Mammie Blue y la Nani Namu”; así como gran comentarista de Notas de sus amigos por feis. Como han leído, un currículum impresionante. Pero además, se graduó en Técnico en Danza Contemporánea por la escuela de Bellas Artes, de Licenciada en Literatura Latinoamericana por la Universidad Autónoma de Yucatán, y actualmente, estudia la Maestría en Caribbean Cultural Studies por la State University of New York at Buffalo. Esperando que disfruten este ensayo, le cedo la palabra a la Bruja Yoruba para su hechizo y remedio.

Esta producción artístico-cultural hecha con cariño y con esfuerzo sea como un llamado de voluntad y esperanza para todos, todos…

Voz en off, Pa’l norte, Calle 13 ft. Orishas



Introducción

Hablar de identidades es hablar de conciencias históricas, de proyectos pasados que repercutieron en el futuro a través de discursos cotidianos; El Caribe viaja con su identidad a cuestas repitiéndose y recontextualizándose en cada espacio, los sujetos caribeños saben lo que son desde adentro, no tienen que definirse en su capacidad de negociación, asimilación o contextualización, sin embargo, están llenos de cliques[1] de ellos mismo tanto como el extranjero que busca en la tierra prometida del Edén Mítico el exotismo que compró a través de una agencia de viajes.

En la era de la mass-media, del capitalismo, del consumismo y de la globalización algo ha quedado claro con respecto a las periferias sociales “que los marginados y los incomprendidos sociales tienen mucha rabia acumulada”[2],sin embargo, en el Caribe contemporáneo hay un sujeto que media entre todos estos componentes, un sujeto clase media-baja que no es pobre ni rico pero sí, en definitiva, tiene mucha rabia acumulada; hablo del clase mediero urbano, un mestizo[3] contemporáneo que se agrupa en la tribu urbana del ser caribeño/latinoamericano, un prototipo de ciudadano que no es “el bueno” pero tampoco “el malo” de la Historia,[4] por el contrario, es el que alimenta con su esfuerzo de trabajo a la gran masa y que ha tenido que ejercer la negociación como una constante en su devenir histórico con el poder vertical -élite del rico - u horizontalmente construido - la gran masa del barrio con el que se siente identificado pero al que ya no pertenece.

A grandes rasgos ésta pretende ser una reflexión del cuerpo y su agencia sobre el espacio y la raza. Una conversación intertextual entre el sujeto-texto Caribe - el cuerpo - y los procesos intertextuales de asimilación de su territorio de acción social -el espacio. Mi objetivo es buscar una visión tripartita del sujeto caribeño urbano que no caiga en polarizaciones raciales que funcionan bajo códigos de color o porcentajes de mezcla.


¿Qué es el espacio Caribe?: El cuerpo

El espacio Caribe es hoy por hoy el espacio de lo heterogéneo y la fragmentación aglutinada (Benítez Rojo: 1996, Pérez Concepción: 2004); es un espacio de acción en donde día a día sujetos postcoloniales desarrollan mecanismo de identificación con la tierra que pisan y que los contiene en fronteras imaginadas por abstracciones topográficas de la Historia.

En el Caribe los componentes “puros” se vuelven obsoletos. El proceso de mixtificación de las razas, que también comprende el territorio habitado, funciona en situaciones negociables donde los sujetos-textos prevalecen sobre un ambiente móvil. Cada circunstancia cultural funciona en el espacio suspendido de la memoria bajo aspectos individuales de identificación con el espacio que se habita; estos aspectos individuales comparten rasgos comunes en un colectivo que los aglutina gracias a un continuum histórico.

Continuando con la idea anterior, los sujetos-textos en el Caribe resultan de una visión tripartita del espacio imaginado que parte de una fragmentación individual del espacio concreto que los diferencia de un colectivo primario al que necesariamente vuelven a incorporarse bajo el concepto de “identidad”, esto sugiere una serie de estrategias de inserción que negocian con elementos culturales que, en otro continuum histórico-espacial - plantación y postplantación-, resultarían irreconciliables. Los sujetos-textos son intertextos del espacio, es decir, funcionan en una intertextualidad cultural que parte de una estrecha relación con el espacio imaginado que es construida sobre las nociones del espacio físico que habitan. (Cervera Molina: 2009)

El Caribe no solo es el espacio racial de la polarización privilegiada del componente negro (negritud-afrogénesis) sobre el blanco (Orientalismo-procesos de blanqueamiento) o viceversa, también es el espacio del indígena que, aunque ha sufrido de la aniquilación parcial o total de su población originaria, no ha sido completamente borrado como entidad cultural y del mestizo, el mulato y el criollo que en una polarización los componente “puros” (blanco-negro) han sido vistos como potenciales traidores, mercenarios del poder en busca de un pedazo de tierra que puedan llamar suyo.

Como un ejemplo estético producto del llamado ser Caribeño/latinoamericano, con aires de ironía, desenfado y cinismo, aparece en la escena de la música latina internacional en el 2005 un dueto puertorriqueño de música urbana: Calle 13. Sus integrantes, hermanos de crianza, René Pérez Joglar (Residente) y Eduardo José Cabra Martínez (Visitante) se proclaman lentamente como la voz crítica del ser latinoamericano que, con el respaldo histórico de un sueño utópico Martiniano[5] y reclamos bolivarianos[6], pugna por una identidad panamericana que funcionaría como punto de resistencia contra el imperialismo y el consumismo yankee. Los sobrenombres o “nicknames” que se autoasignan los miembros de Calle 13 hacen referencia a la relación que se establece entre el que vive en el barrio y dueño original de la tierra, Residente, y el que lo ve desde afuera, el extranjero usurpador, Visitante. Esta dicotomía también lanza un guiño a la denominada nueva colonización: la empresa de gran turismo internacional (Sheller: 2003)

A lo largo de sus tres discos: “Calle 13”, “Residente o Visitante” y “Los de atrás vienen conmigo” se mezclan ritmos e influencias de todo el mundo, cada canción suena a conocido y encuentra una resonancia en el barrio volviéndolo bailable en el diálogo directo con los otros, “Agarramos música del mundo y la regamos por Latinoamérica y por Puerto Rico. Y la música de Puerto Rico la llevamos a Europa y el resto del mundo.[7] Diferenciándose tajantemente de los reaguetoneros famosos como Daddy Yankee, Don Omar o Vico C[8] su trabajo descuella en una música combativa con tintes autobiográficos y de humor negro que haya un lugar en la ambigua demarcación del espacio Caribe

La música de Calle 13 resulta orgánica y bailable a la vez que se proclama contra el consumismo, se afianza en la identidad del migrante y hace un llamado a la unión de una sola América, la América clase media-baja urbana crecida en el clique romántico del barrio latino/caribeño.


El barrio universal: El espacio de acción de los cuerpos.

En “la Perla”, el segundo sencillo de los de atrás vienen conmigo (2009) a dueto con el panameño Rubén Blades y la escuela argentina de percusión “la Chilinga”, Calle 13 exalta la identidad boricua afincándose en el barrio como cuna del ser caribeño:

¡Oye! Esto va dedicado a los que trabajan con un sueldo bajito… Pa’ darle de comer a sus pollitos, yo quiero mi barrio como Tito quiere a Caimito.[9]

A lo largo del dialogo entre “Trujillo” y “Residente” (René Pérez) se recorren los cliques de crianza a los que se somete el ser caribeño/latinoamericano, cliques que a fuerza de repetirse se han convertido en “lo cotidiano”; con esto me refiero a nociones aparentemente simples folklorizadas dentro de la vida diaria como “identidad” tales como la comida tradicional, el deber ser social, la popularización del lenguaje colonizador y sus derivaciones locales, los modos de educación, el carácter, la manera de interrelación social con los amigos y el fracaso del ideal de nación (Glissant: 1999) aquí presentado como un reduccionismo romántico de la puertorriqueñidad.

(Residente)

Oye, esto va dedicado’ a todos los pueblos de Puerto Rico

(Trujillo)

Dedicado al barrio de La Perla

(Poncho dile a Johana que me haga un arroz con habichuelas bien duro)

¡Eh!... un saludito a Osian, lo cojemo’ bajando… ¿y tú, qué me estás mirando?

(Residente)

Yo tengo actitud desde los cinco años, mi mai me la creó con tapaboca y regaño,

Desde chiquito canito y con el pelo castaño soy la oveja negra de to’ el rebaño.

Y fui creciendo poquito a poco, brincando de techo en techo, tumbando coco

Y aunque casi me mato y casi me cocoto nunca me vieron llorando ni botando moco.

Siempre perfumado y bien peinadito, pa’ buscarme una novia con un apellido bonito:

Larita… mi primer beso de amol, se caso la bruja lluvia con sol.[10]

Una mirada panorámica por “La perla” va de la mano de “Rubensito” (Rubén Blades) quien la compara con Panamá en un diálogo de luces en donde tres generaciones son puestas en contexto. La niñez vuelve a ser signo de la esperanza en los barrios pobres en donde las madres y las abuelas mantienen la economía familiar física y simbólicamente. La idea de matriarcado o el poder matrilineal resulta aquí una perspectiva muy caribeña que contrasta con la visión heteronormativa que viene de los países imperialistas.

Una alegoría de la resignación y renuncia también está presente en la repetición del verso. “Aquí yo tengo de to’ no me falta na’, tengo la noche que me sirve de sabana[11] a lo largo de canción en donde el amor al barrio es volcado sobre la figura de madre universal que vuelve a aparecer como una constante simbólica.

Según Laura C. Pautassi en Igualdad de derechos y desigualdad de oportunidades: ciudadanía, derechos sociales y género en Latinoamérica el feminismo fue un movimiento de reivindicación social emprendido por las mujeres blancas y de posición económica media-alta a alta en lugares imperialistas como Estados Unidos para la reivindicación de sus derechos civiles y laborares en igualdad con los del hombre, según esta misma teoría, Latinoamérica no precisó del feminismo en una visión más pura debido a que las mujeres latinoamericanas siempre habían tenido que trabajar y tomar las riendas económica y simbólicamente de los hogares.

(Rubén)

Esa risa en La Perla, la escuché en el Chorrillo y desde Pisto hasta el Callao

Y donde sea que haya chiquillos,

Creo en barrios con madres que dieron igual razones

Y al final se murieron sin tener vacaciones

Como decía mi abuela: “Así fue la baraja en la casa del pobre hasta el que es feto trabaja”

Por ese barrio eterno, también universal y el que se mete con mi barrio… me cae mal

(la noche me sirve de sabana)

Veo las luces de La Perla desde Panamá…

(la noche me sirve de sabana)

Brillando en Clave Morse y me invitan pa’ allá…

(la noche me sirve de sabana)

Un camino de estrellas, semáforo la Luna…

(la noche me sirve de sabana)

Salí a las siete y media y voy llegando a la una…

(la noche me sirve de sabana)

Nena frótame con Vicks Vaporub como me hacía mamá…[12]

Es interesante que en esta idealización de lo que significa ser puertorriqueño/ caribeño/ latinoamericano la visión y el simbolismo de la figura del padre haya sido obviada y por lo tanto borrada del ideal de educación y filialidades consanguíneas “Venimos de muchas madres pero aquí todos somos hermanos[13], en ninguna canción a lo largo de la trayectoria, de cuatro años y tres discos, de Calle 13 se hace referencia o se menciona al padre, ni siquiera en su visión más elemental proveniente del estado paternalista, es decir, como proveedor y protector de la familia, ese papel siempre es asociado a las figuras maternas.

Esta perspectiva contrasta con la perspectiva musical del reagueton de los barrios latinos en la diáspora y el narco-corrido mexicano en donde se exalta la cosificación el cuerpo femenino como receptáculo y la confirmación de una masculinidad fincada en la violencia, el sexo, las drogas y la ostentación del blin blin[14] como una retorica del caos y el temor al vacío neobarroco. (Sarduy: 1974)

El simbolismo de “la vieja escuela” pesa mucho a través de la letra de estas canciones, como institución, ésta es la única autoridad que pesa sobre la tajante libertad que “Residente” establece en el barrio. Al enunciar “La vieja escuela” Residente explícitamente se refiere a las figuras maternas, a las madres y las abuelas, sin embargo, un encubrimiento parece apuntar hacia otra fuente generadora: Simón Bolívar y José Martí quien de nuevo aparecen veladamente en escena fincándose como autoridades de orden político-social.

Aquí nació mi mai, hasta mi bisabuela… éste es mi barrio, yo soy libre como Mandela

Cuidao’ con la vieja escuela, que no te coja, que te va a meter con chancleta y palos de escoba…

Así que no te me pongas majadero, porque yo vengo con apetito de obrero…

A comerme a cualquiera que venga a robarme lo mío…

Yo soy el Napoleón del caserío.[15]

La máxima abstracción físico-espacial del ideal puertorriqueño se concreta en voz del “Residente” que afirma el por qué de la lucha cotidiana y las jornadas de trabajo, de nuevo el anhelo de un espacio de acción social denominado como propio es volcando sobre lo cotidiano del paisaje y la familia del sujeto mestizo y su ideal de nación.

Yo no lucho por un terreno pavimentado, ni por metros cuadrados, ni por un sueño dorado…

Yo lucho por un paisaje bien perfumado y por un buen plato de bistec encebollado,

Por la sonrisa de madre que vale un millón,

Lucho por mi abuela meciéndose en su sillón,

Lucho por unos pinchos al carbón…

Y por lo bonito que se ve “La Perla” desde un avión.[16]

Este ideal de nación incluye cliques que Bolívar y Martín dejaron fuera del mapa político, cliques que nacen de lo urbano y que no proponen una nación unilateral en relación con el poder sino un Barrio Universal que une conciencias de clase y raza sin el borramiento del pasado y la conciencia de que existen como tal.

La promesa e ilusión de un mejor futuro inaugura un tópico que encuentra eco en otras dos canciones más de Calle 13: “Pa’l Norte” ft. Orishas en Residente o Visitante (2007) y “Los de atrás vienen conmigo” incluida en el disco homónimo.


El viaje es la metáfora del Caribe: “Yo no creo en marginalidades fijas, quizás porque pertenezco a varias.”[17]

En “Pa’l Norte”, Calle 13 explora la figura del migrante pero desde la perspectiva del viaje en sí, es decir, habla del sujeto caribeño/latinoamericano en la diáspora a partir de los no-lugares de representación que éste ocupa. En el contexto del viaje el sujeto-texto llena el cuerpo social en el espacio metafórico intertextual de su imaginación para poder establecer una transición signada entre dos abstracciones geopolíticas fijas en el mapa cartográfico.

Residente” problematiza al sujeto en relación a la conquista del espacio mítico perdido. Aquí no se enumeran la razones que obligan al sujeto a emigrar ni tampoco detalla los mecanismos de adaptación que este mismo sujeto desarrolla con la llegada, el performance habla del viaje como actividad social constructora de significados, habla de lo que se lleva y lo que no, al momento de dejar la tierra conocida.

De nuevo el sujeto mestizo caribeño/latinoamericano vuelve a aparecer en el mapa de acción pero ahora ubicado muy al norte, en la última frontera de América latina con el imperio, éste penetra las fronteras con rabia, es empujado casi en un rito de iniciación al desierto y es enfrentado a “la migra” en pos de un futuro que está relacionado con la apropiación del paisaje observado.

En tu sonrisa yo veo un guerrilla, una aventura en movimiento…

Tu lenguaje, tu acento… Yo quiero descubrir lo que ya esta descubierto…

Ser un emigrante ese es mi deporte…

Hoy me voy pa’l norte sin pasaporte, sin transporte… a pie, con las patas… pero no importa este hombre se hidrata con lo que retratan sus pupilas…

Cargo con un par de paisajes en mi mochila, cargo con vitaminas de clorofila, cargo con un rosario que me vigila… sueño con cruzar el meridiano, resbalando por las puertas del cuarto de Aureliano…

Y llegarle tempranito temprano a la orilla… por el desierto con los pies a la parrilla…

por debajo de la tierra como las ardillas, yo vo’a cruzar la muralla… yo soy un intruso con identidad de recluso… y por eso me convierto en buzo… y buceo por debajo de la tierra…

Pa’ que no me vean los guardias y los perros no me huelan… abuela no se preocupe que en mi cuello cuelga la virgen de la Guadalupe…[18]

En la frontera entre México y Estados Unidos el mestizo urbano defiende su identidad de recluso a través de su especifica otredad; el dominio del paisaje, el lenguaje y la remarcación del acento (Glissant: 1999) buscan una apropiación individual del paisaje para contar otra historia, la historia del colectivo del que parte.

Otro recurso de reapropiación es la religión que en este contexto –de viaje- establece un vinculo intertextual con el Barrio Universal, entendido éste de un modo muy similar al que fue descrito y exaltado en “La Perla”; es decir, como el espacio de acción de la “vieja escuela.”

El migrante enfrentado al viaje mítico se muestra como un nómada urbano (Quijano: 2000) que ofrece identidad “para los que no están, para los que están y los que viene.”[19], es decir, a los que carecen de una o adolecen de muchas.

Con tintes de realismo mágico el desierto fronterizo de Cd. Juárez se convierte en la Cómala de García Márquez, un escenario idílico en que el migrante-nómada queda atrapado “pa’l que no tiene identidad” (…) “pa’l que llego sin avisar[20], para el extranjero y por el extranjero, estableciendo un diferencia entre Latinoamérica y Estados Unidos que se hace más visible en cuanto a filiación con la tierra,

Oye para todos los emigrantes del mundo entero… all’ va eso… calle 13[21]


“No nos inventamos nada”[22]: Identidad panamericana

Intrigantemente, aunque Calle 13 ya lo ha venido intentando varias canciones atrás no es hasta “los de atrás vienen conmigo” cuando logra cuajar su gran llamado a la identidad panamericana no solo a nivel rítmico sino también a nivel textual.

En esta canción (“los de atrás vienen conmigo”) “Residente” habla del sujeto latinoamericano producto de la mezcla de muchas razas –negando así los productos puros- que se opone al “gringo” que lo vincula al sistema productor capitalista pero solo como fuerza física de trabajo.

Yo vengo de atrás yo vengo de abajo

tengo las uñas sucias porque yo trabajo

me he pasado toda la vida mezclando cemento

para mantener a los gringos contentos

tu no sabes todo lo que yo cosecho

para dormir debajo de un techo

pero yo no soy blandito yo no me quito

tampoco me criaron con leche de polvito

soy mezcla de todas las razas

batata, yuca, plátano, yautía y calabaza

no me vendo ni que me paguen

a mi orgullo le puse un candado

y me trague la llave.[23]

Una identidad fincada desde el orgullo blindado, el rencor acumulado por los años, la importancia de un pedazo de tierra propio y la ironía crea un metalenguaje que utiliza la cumbia colombiana, el tango argentino, el rock-ska mexicano, el Chuntaro Style tepiteño, el hip hop de los barrios negros, el reagueton de los barrios de migrantes latinos y la opera clásica europea como fondo a palabras altisonantes y frases que rayan en lo vulgar pero sin renunciar a una combatiente poesía.

Calle 13, con su último disco, hace un llamado a la reivindicación del sentirse latino fuera de ambiente violento de las calle, sugiere el uso de la fuerza pero no en el sentido estrictamente físico sino en pos de defender la tierra –individual- y el orgullo nacional –espacio del cuerpo social-colectivo.

De nuevo la imagen del sujeto caribeño/latinoamericano (individuo) vuelve a estar ligado al Barrio Universal (colectivo) que se repite en cada comunidad al más puro estilo del archipiélago en la isla que se repite de Antonio Benítez Rojo.

Si hay que pelear pues peleo con cuchillo

pistola hasta con guantes de boxeo

y si salgo herido pues ni modo

para curar los golpes alcohol con yodo

villa, caserío, barrio todos los proyectos

los deformados marginados todos los abyectos

caminando firme recto directo

venimos caminando por una cuerda finita

pero a nosotros no nos tumba ni la criptonita

nos tiene miedo el presidente

porque el héroe de una nación

es el terrorista de su oponente.[24]

Para “Residente”, voz del dúo puertorriqueño, la identidad camina en el guion de una cuerda finita donde el terrorista es el que corrompe con el discurso y reivindica, a modo de terrorismo mediático con las masas, la conciencia del desprotegido-marginal. Sin importa cuál sea el gobierno al que ataque, siempre será el héroe de una nación que ya para el final de la canción se sugiere como el Barrio Universal.

Oye conmigo viene Panamá, el Chorrillo y Curundú

también viene el Callao en Lima, Perú

desde Tijuana hasta Chiapa’

también viene Tepito

en Argentina Villa 31, Villa Fiorito (¡¡Duro!!)

caminando con elegancia los de Chile

desde las Araucanias hasta Villa Francia

en Puertorro si no la haces tienes que hacerla

tambien vienen conmigo la gente de La Perla

Villa España, Covadonga, Barbosa y Oren

fuertes tierras canales las monjas también

ojala el Barrio 13 y el 18 se unan

Agua Blanca de Cali Medellín, las comunas

Cuidad Bolívar en Bogotá que es la que hay

Chacarita en Paraguay, Barrio Borro en Uruguay

Brasil y todas sus favelas

Barrio Pintosalinas y el 23 de enero en Venezuela.[25]


Mis Conclusiones

Si “El hombre contemporáneo carece de esa paz interior, desde luego. Se descubre sumido en plena crisis de fe. Se halla, como decimos elegantemente, "alienado"[26] una identidad panamericana construida sobre el producto del Barrio Universal –el mestizo- sin atención a la búsqueda de productos puros – negro/blanco/indígena - parece ser un interesante opción aplicable al espacio Caribe contemporáneo.

Calle 13 ofrece una perspectiva tridimensional del sujeto y el territorio (tiempo, espacio, raza) que parte del barrio latino para explicar la identidad fragmentada, móvil, descentralizadora y provocadora del sentimiento caribeño/latinoamericano, para ello propone situar la fe en el cuerpo social que se alimenta de los cliques que “nacen desde adentro.” Aquí el cuerpo es visto como un deposito de metáforas que se mueven en un espacio concebido en el teatro político de la imaginación (geografía) donde los sujetos viajan de lo individual a lo colectivo sin perder su particularización de agente social derivando de continuum histórico.

Ante la imposibilidad de la concreción de un proyecto político, en el mismo sentido que Bolívar advierte del fracaso de su utopía en Carta a Jamaica, Residente, apela al romántico proyecto social que se vale de la mass-media y del consumo cultural, vistos estos a la manera de Néstor García Canclini en Cultura Hibridas. Estrategias para entrar y salir de la modernidad, para hacer un llamado a unirse bajo la idea de latino, pero no cualquier latino, del latino que trabaja día a día, que estudia y que despierta con la provocación directa que supone la letra de El Residente Calle 13, por supuesto, me refiero al sujeto caribeño/latinoamericano que posee una conciencia histórica y una capacidad de análisis y de resistencia social fundamentada en la rabia y el resentimiento colonial que lo empujo a las periferias y por consecuencia, lo ha obligo a ser un marginado social.



Comentarios en primera persona

En mi muy particular visión del Caribe - y debo pedir una disculpa por hablar en primer persona - si me preguntan ¿Quién soy? Responderé con mi nombre de pila completo, tal y como fue asentado en el acta que cargo como identificación, no soy blanca ni negra, ni tengo porcentajes de sangre; creo que mi sangre corre parejo por mis venas y es roja y con sabor metálico. Por otro lado, si me preguntan ¿de dónde soy? a la hora de llenar los formularios de aplicación al sueño americano tendré que responder latina, caribeña, mexicana, yucateca en un 50, 60, 75, 80 o 15 %. Aunque respondo en forma precisa a cada formulación realmente no sé cuál es la respuesta correcta.

En cuanto a los porcentajes tendré que decir que nunca me han gustado las matemáticas lo suficiente como para poder explorar en las tangentes genéticas y en las tablas de conversiones sanguíneas. Las únicas matemáticas que entiendo son las del cuerpo; esas que cuenta lunares, divide ausencias, multiplica alegrías, exponencian soledades, saca la raíz cuadrada de los gastos familiares y pone variables económicas junto a los sueños adormilados en la cabeza de sus miembros.

Si me preguntan ¿Dónde vivo? Tendré que decir que vivo en una cultura obsesionada por las casillas, las categorías y las definiciones académicas, en donde todos quieren comprometerse con un discurso del Ser - ser blancos, ser negros, ser morenos, ser gente de color, ser caras pálidas, ser nativo americanos, ser latino-americanos, ser chicanos, etc. - sin mirarse al espejo y preguntarse qué hay en el guión que los suscribe.

Aunque hallo afinidades con el discurso de Calle 13 y su Barrio Universal no me siento una marginal parada entre la elite de primer mundo, creo que parte de ser caribeño es un acto de confianza discursiva, una afirmación del ser Yo en relación al colectivo y las estrategias que desarrolla para entrar y salir de él.

Yo camino con la misma confianza por un barrio de negros que por uno de blancos, Yo platico con el chacal de dientes de oro en la esquina del barrio latino y yo me dejo seducir por el olor a navaja de un rostro cansado en el barrio chino. Con la misma confianza con que redescubro mi espacio, Yo le permito al gringo jugar conmigo a la Pocahontas y el John Smith mientras Yo sueño por caminar de la mano calle campos elíseos con el hombre que me prometió que me esperaría toda la vida.

No soy un producto puro pero tampoco adolezco de mis mezclas. Yo no sé nada, no estoy confundida pero tampoco estoy segura...

Se me dijo que era niña porque salí con un lazo rosa del hospital mientras mi padre se perdía en el alcohol celebrando mi nacimiento y porque tengo un agujero mas entre las piernas que encaja perfectamente con ese pedazo de carne que me negó la genética. Yo soy Católica, Apostólica y Romana, sin embargo, le rezo a la Virgen de Guadalupe con la misma fe con que le pedí a Ochun y a Eleggua que no me abandone en el tránsito de mi viaje.


Ana Elvira Cervera Molina.


Bibliografía

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BOLIVAR, Simón, “Carta a Jamaica” en Obras completas, Habana, Editorial Lex, 1947

CERVERA MOLINA, Ana Elvira; Representaciones religiosas en Como un mensajero tuyo de Mayra Montero: El caso sincrético de la Santería y el culto a San Fan Con, Facultad de Ciencias Antropológicas, Universidad Autónoma de Yucatán, Mérida, 2009.

GARCIA CANCLINI, Néstor; CULTURAS HÍBRIDAS. Estrategias para entrar y salir de la modernidad, Paidos, México, 2001

GLISSANT, Edouard; Caribbean discourse. Selected essays, Caraf Books, University Press of Virginia, Charlottesville, 1999

MARTIN, José; “Nuestra América” en Obras completas; Habana, Editorial Lex, 1946

PÉREZ CONCEPCIÓN, Hebert; “Introducción al Caribe. ¿Qué es el Caribe?” en Colectivo de Autores, Pensar el Caribe. Cinco ensayos de interpretación de la región caribeña. Editorial Oriente, Santiago de Cuba, 2004. Pág. 9-79

QUIJANO, Anibal, “Coloniality of Power, Eurocentrism, and Latin America”, Nepantla: Views from South, Volume 1, Issue 3, 2000, pp. 533-580

SARDUY, Severo; Barroco, Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1974

SHELLER, Mimi; Consuming the Caribbean, Routledge, London and New York, 2003.

Otras fuentes


ALLEN, Woody; “Mi discurso a los graduados”, Fragmento de Perfiles, 1975. Publicado en El Universal el Miércoles 05 de junio de 2002


C. PAUTASSI, Laura; “Igualdad de derechos y desigualdad de oportunidades: ciudadanía, derechos sociales y genero en Latinoamérica en http://ilsa.org.co:81/biblioteca/dwnlds/od/elotrdr036/elotrdr036-04.pdf


SANTOS FEBRES, Mayra, La literatura para curar y el asma. Una entrevista con Mayra Santos Febres por Marcia Morgado. Extraído de:

http://www.barcelonareview.com/17/s_ent_msf.htm pagina consultada el 22 de septiembre de 2009


Residente”, Calle 13; Extraído de:

http://www.lahiguera.net/musicalia/artistas/calle_13/disco/3378/ pagina consultada el 22 de septiembre de 2009

Pa’l norte” en Residente o Visitante, 2007

Aida, TV serie, España, 2008

“La Perla” en Los de atrás viene conmigo, 2009

“Que lloren” en Los de atrás vienen conmigo, 2009

“Los de atrás vienen conmigo” en Los de atrás vienen conmigo, 2009




[1] En la teoría matemática de los trazos un Clique es un grafo no dirigido, entendamos grafo como un trazo en el espacio, que encuentra su conjunción en un vértice que a su vez se conecta con otros vértices unidos por una arista, esto equivale a decir que, un clique es un subgrafo que al unirse a otros mediante los vértices y la arista forma un grafo completo. El tamaño de un clique dependerá del número de vértices que contenga unidos a la arista. En una recontextualización a nivel social de esta misma teoría la palabra Clique define a un grupo de personas que comparten intereses en común en donde las personas son los vértices, la relación de interés las aristas y el producto social de esa suma, llámese valores culturales adquiridos, el trazo. Estos conceptos funcionan en el plano intertextual a partir de una visión tripartita de la identidad - Cuerpo individual (Vértices) / individuo colectivo (Aristas) / cuerpo social (trazo.)

[2] Paráfrasis del dialogo de Fidel Martínez en la serie española Aída.

[3] La idea original de mestizaje alude al producto dinámico del choque entre dos o más productos puros (negros-blancos-indígenas) pero en este trabajo me he tomado la libertad de usarlo indistintamente para referir a mulatos, indígenas mestizos y criollos.

[4] A propósito puesta con mayúsculas para diferenciar entre la Gran Historia contada desde las elites de poder y las pequeñas historias que son contada desde la periferia, la Metahistoria (vuelta a poner con mayúsculas moviendo los centros y inaugurando nuevas periferias) (Glissant: 1999)

[5] Los pueblos que no se conocen han de darse prisa para conocerse, como quienes van a pelear juntos. Los que se enseñan los puños, como hermanos celosos, que quieren los dos la misma tierra, o el de la casa chica, que le tiene envidia al de casa mejor, han de encajar, de modo que sea una, las dos manos. (MARTIN, José; Obras completas; Habana, Editorial Lex, 1946. Pág. 106.)

[6] Es una idea grandiosa pretender formar de todo el Mundo Nuevo una sola nación con un solo vínculo que ligue sus partes entre sí y con el todo. Ya que tiene un origen, una lengua, unas costumbres y una religión, debería, por consiguiente, tener un solo gobierno que confederase los diferentes estados que hayan de formarse. (BOLIVAR, Simón, Obras completas, Habana, Editorial Lex, 1947, pág. 172.)

[7] “Residente”, Calle 13; Extraído de: http://www.lahiguera.net/musicalia/artistas/calle_13/disco/3378/ pagina consultada el 22 de septiembre de 2009

[8] Ver “Que lloren” incluido en Los de atrás vienen conmigo, 2009

[9] “La Perla” en Los de atrás viene conmigo, 2009

[10] “La Perla” en Los de atrás viene conmigo, 2009

[11] “La Perla” en Los de atrás viene conmigo, 2009.

[12] “La Perla” en Los de atrás viene conmigo, 2009.

[13] “La Perla” en Los de atrás vienen conmigo, 2009.

[14] Acumulación visible de objetos decorativos brillantes en el cuerpo que van desde decoraciones dentales en oro hasta pesadas cadenas, instrumentos musicales de metales o armas en oro con incrustaciones de piedras preciosas

[15] “La Perla” en Los de atrás vienen conmigo, 2009.

[16] “La Perla” en Los de atrás vienen conmigo, 2009.

[17] SANTOS FEBRES, Mayra, La literatura para curar y el asma. Una entrevista con Mayra Santos Febres por Marcia Morgado. Extraído de: http://www.barcelonareview.com/17/s_ent_msf.htm pagina consultada el 22 de septiembre de 2009

[18]“Pa’l norte” en Residente o Visitante, 2007.

[19] “Pa’l norte” en Residente o Visitante, 2007.

[20] “Pa’l norte” en Residente o Visitante, 2007.

[21] “Pa’l norte” en Residente o Visitante, 2007.

[22] Tomado de José Buscalglia-Salgado

[23] “Los de atrás vienen conmigo” en Los de atrás vienen conmigo, 2009.

[24] “los de atrás vienen conmigo” en Los de atrás vienen conmigo, 2009.

[25] “los de atrás vienen conmigo” en los de atrás vienen conmigo, 2009.

[26] ALLEN, Woody; Mi discurso a los graduados